Tápate los ojos. Sí. Lo que oyes, tápate los ojos y camina por tu habitación. ¿Lo has probado alguna vez? Lo de privarte de la visión solo por saber qué se siente. Si no lo has hecho nunca, ¿te atreves a venir conmigo a una cita a ciegas? Pero no porque no sepas con quién quedas, sabes de sobra que vas a verme a mí y a Elisabeth, sino por ir con una venda, caminando por la calle, como si realmente no pudieras ver.
Sal por la puerta y camina despacio hasta el portal de tu casa, cierra detrás de ti y llega por ti mismo hasta la acera.
Yo te espero en la cafetería que está en la esquina y, aunque suelo preferir las terrazas y el aire libre, con este calor tan infernal es mejor que nos metamos dentro, con el aire acondicionado. Voy a sentarme en la mesa al lado del ventanal para ver llegar a Elisabeth. Pero tranquilo, que no empezaremos a hablar hasta que llegues.
Veo aparecer a Elisabeth con paso decidido, semblante sereno y sonrisa radiante. Entra y respira el aroma del local; alguien está haciendo croissant a la plancha y el olor despierta el apetito.
Se está fresco, se está a gusto y a ella se le refleja en el semblante. Levanto el brazo para avisarle que estoy aquí, que ya he llegado.
Nos sentamos justo en la momento en que te veo entrar por la puerta, sin venda. Sonrío conocedora de la razón: es muy complicado andar con ella en tu propia casa, ¿pero en la calle? Una locura.
Yo no he llegado a hacerlo. Me la he tenido que quitar en el mismo ascensor… ¿cómo iba a saber que había llegado a la planta baja?
—Así que…¿Cuántos han llegado hasta aquí con la venda? —pregunta Eli en cuanto se sienta a mi lado.
—Pues creo que ninguno, pero no estoy segura ahora mismo. —Miro alrededor para asegurarme de que no falta nadie—. Estamos todos. ¿Empezamos?
—¡Claro! Empecemos… pero espera que me pida un café y ese croissant a la plancha que huele tan estupendamente.
Sonrío y asiento.
Espero a que el camarero nos traiga a todos el desayuno y me aseguro de que todos tenemos nuestros cafés antes de empezar.
—Te voy a preguntar algo básico, pero dinos, ¿quién es Elisabeth? ¿Cómo te presentarías ante el mundo?
—Una escritora en sus ratos libres que convive con riffs interminables de guitarra como música de ambiente y dedicada al mundo de la microbiología como profesión.
—¿Microbiología? ¡Eso parece estar a años luz de la escritura! ¿Cómo se te ocurrió publicar? ¿Cómo fue ese primer momento en el que decidiste hacerlo?
—Sentí mucho vértigo. Me aterraba la idea de que alguien leyera mi primera novela y pensara que mi historia era horrible. Por suerte, me sentí arropada desde el primer momento, el mundo de la escritura independiente tiene gente maravillosa, a pesar de que hay alguna espina.
—Ya ha pasado bastante tiempo desde esa primera vez y has escrito varias novelas, ¿de cuál de tus cinco hijos de papel te sientes más orgullosa?
—Jaque mate es, sin lugar a dudas, la historia de la que más orgullosa me siento: por su trama, por su carga emocional, por todo lo que he aprendido, por la mañana en la que me vendé los ojos para mimetizarme con la protagonista, que se queda ciega, por todo… Sin duda, escribí muy cómoda y me sentí libre.
—Tras leer la novela y ver su temática me asalta la duda… ¿has aprendido ballet a lo largo de tu vida o tuviste que documentarte mucho para escribir Jaque Mate?
—Yo era más de guantes y de saco de boxeo, así que he tenido que documentarme muchísimo. Era una técnica que desconocía por completo y ha sido maravilloso.
—La verdad que ha quedado perfecto, y yo personalmente habría jurado que has estudiado ballet clásico. Dime, ¿cómo se te ocurrió mezclar el baile con los movimientos de ajedrez?
—La verdad, no lo sé. En la novela cada capítulo es un movimiento de ballet o de ajedrez, dependiendo quién sea el narrador. El ajedrez siempre lo he asociado a la vida, pensando que es un juego en el que si mueves mal las piezas, puedes recibir un jaque mate. Y Carolina es bailarina de ballet para darle ese toque femenino y veracidad a su situación, ya que al quedarse ciega necesitaba saber si era posible seguir con su carrera de bailarina, aunque… para descubrirlo solo hay que leer la novela.
—Y hablando de Carolina, ¿cuándo llegó a ti por primera vez? ¿Cómo llega a ti esa musa?
—Llegó en agosto del 2016, en un viaje que hice a Noruega. Estábamos mi marido y yo subiendo unas montañas agotadoras que, al llegar a la cima, nos hacían darnos cuenta de lo bonita que es la vida y lo mucho que la malgastamos. Supongo que fue la belleza natural que tiene ese país, pero surgió la chispa.
—Hay unos personajes con los que me encariñado, secundarios pero imprescindibles en tu novela. ¿Cómo se te ocurrió meter en escena a Morticia y Heraclito?
—Necesitaba dos seres que pudieran jugar con el destino y con la muerte. Dos elementos responsables que ponen en jaque la vida de Carolina.
—A lo largo de estos meses he conocido a muchos autores eclécticos, que no se quieren definir, que escriben de todo. Pero, ¿y tú? ¿En qué género te sientes cómoda escribiendo?
—No sabría encasillarme. Creo que hay que saber escribir, que mientras tengas una historia clara puedes desarrollar cualquier cosa que te propongas.
—Tienes toda la razón. Lo importante es sacar la historia que te ronda… hablando de rondas, ¿hay alguna que te esté dando vueltas por la cabeza? ¿En qué estás trabajado ahora?
—Hasta septiembre me estoy tomando un respiro, pero ya estoy tomando apuntes e ideas para un thriller policíaco, género del que soy fanática.
—Jaque Mate es una de las historias que participan en el corcurso índice de Amazon de este año. ¿Cómo defines tu experiencia en el concurso?
—He aprendido mucho. Sabía lo que me iba a encontrar, pero no tan pronto. Creo que el compañerismo brilla por su ausencia y que hay gente muy egoísta, sin miedo a pisotear a otro igual. No repetiría, aunque eso ya lo tenía claro desde el inicio.
—Lamento mucho escuchar eso, pero, con la mano en el corazón, te entiendo… Antes de irnos, Elisabeth, ¿nos dejas los enlaces a tu vida virtual?
FB: https://www.facebook.com/elisabethmswriter/
TW: https://twitter.com/ElyVenus9
IG: https://www.instagram.com/elyvenus9/
Página de autor Amazon: https://www.amazon.es/Elisabeth-m.s./e/B014UZ9U6U/ref=ntt_dp_epwbk_0
Apuramos el café y miramos a nuestro alrededor, todas las mesas están ocupadas por vosotros y sonreímos al ver que os habéis colocado de nuevo las vendas.
Parece que habéis querido disfrutar de la merienda sin uno de vuestros sentidos, ¿quizá el más importante?
Abrazo a Elisabeth antes de despedirme de ella deseándole toda la suerte del mundo en el concurso. Porque, aquí, lo que hay que tener es eso precisamente: suerte.
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