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  • Foto del escritorDulce Merce

Un café con Dulce y Jose Antonio

Llevo toda la semana estrujándome las meninges pensando en un sitio donde hacer esta entrevista. No puede ser cualquiera, tiene que ser algo significativo, algo que simbolice el entorno adecuado para recibir a mi amigo.

No penséis que esto es llegar, preguntar, obtener respuestas y cada uno para su casa. No. Esto es mucho más, es un encuentro que debe quedar en nuestras memorias para siempre. Hasta esta mañana que he hablado con mi marido del tema no se me ha ocurrido la respuesta... ¡Y es que no puede haber en Madrid otro sitio mejor al que ir a desayunar con Jose Antonio!

Venid conmigo y os lo presento. Solo tenéis que llegar hasta la estación de Atocha por vuestros propios medios. Allí os espero, en las puertas de entrada de la derecha. ¿Me veis? Yo a vosotros sí.

Vale, quizá no es la Isla de Borneo, pero a mí se me parece bastante. Y vale, a lo mejor encontramos tortugas en lugar de dragones de Komodo, no obstante sé que tenéis una imaginación asombrosa, así que transportaros mentalmente a alguna selva virgen y manteneos atentos a lo que suceda.

Me siento en una de las terrazas de la primera planta y espero mientras ojeo los alrededores. Una fina lluvia empieza a caer del techo dando un ambiente tropical que me viene de perlas para que conozcáis a José.

Ahí llega, con paso decidido y una sonrisa espléndida en la cara. Nos saludamos antes de sentarnos y pedir el desayuno que ofrecen en el lugar. Llevo desde que leí Dukun: el chamán de las cavernas sin quitarme una cosa de la cabeza...

Dime la verdad, José, ¿has estudiado zoología?

—¡Para nada! Me encanta esta pregunta y solo es la primera. Dejé mis estudios en un primer curso de Formación Profesional, en electricidad y electrónica. Quise hacer administración y no puede porque no quedaban plazas. Al final ni una cosa, ni la otra. Era un malísimo estudiante que se dedicaba a pasear sus libros y aprobar solo las materias que me despertaban curiosidad, estudiaba para los exámenes unas horas antes, aprobando si le ponía empeño. Luego llegaba el cabreo de los profes que frustrados me repetían las posibilidades que tenía si me daba la gana. A día de hoy no se ni arreglar un enchufe. Terminé en Turismo casi por casualidad antes de empezar trabajando de camarero y cualquier cosa que salía después de salir del servicio militar.

—¡Madre mía!, no sabrás arreglar un enchufe pero estoy convencida de que sabes hacer muchas otras cosas. Tú que te conoces bien, dinos: ¿quién es José Antonio?

—Pues un aspirante a muchas cosas, con los pies en la tierra y muchos sueños por cumplir, pero con los más importantes ya cumplidos. Soy feliz y tengo un buen trabajo, una pareja que me adora y una familia y amigos a los que adoro por encima de todos mis sueños...

—Pues eso es lo más importante, ir viendo tus sueños cumplidos da un nivel de satisfacción brutal. Y ahora al grano. ¿Conoces la Isla de Borneo o todo el libro ha sido pura documentación?

—Pura documentación, estuve apunto de ir en 2009, con la agencia de viajes que tenía con mi pareja, pero un revés del destino quiso que no hiciéramos el viaje, que dejo pendiente para un futuro que espero inmediato. La Isla de Borneo me cautivó por casualidad, por su historia y por su exuberante entorno, que descubrí estaba casi inexplorado, ahora está, casi destruido.

—Y es una pena, yo he visto algunas imágenes sobre la tala indiscriminada de sus bosques para el cultivo del aceite de palma y dan ganas de cambiarse de planeta. ¿Fue esto lo que te inspiró? ¿Quién llamó primero a la puerta de las musas, la isla, Hugo o los chamanes?

—Pues ninguno de ellos en realidad, Hugo fue personaje de mi primer relato, en el año 2000 y protagonizó unos párrafos sin sentido sobre un camarero Madrileño, que se fue de viaje a Haití y presenció un ritual de vudú que nada tiene que ver con la aventura de Dukun. El ocultismo y los rituales es otro de los temas que me gusta curiosear. La musa me despertó la curiosidad con una noticia real, en 2011 de un turista alemán que fue encontrado muerto en La Guayana Francesa, te dejo el enlace por si te apetece ver la noticia. A partir de leerla me empezaron a surgir preguntas, la primera fue: ¿Hay tribus de caníbales en pleno siglo XXI? Y aterricé en Borneo de casualidad… y otra de las  preguntas: ¿Qué es lo que queda vivo de esos rituales? Después la casualidad me llevó a descubrir leyendas, historias y entornos naturales que ya conocía y no sabía que se localizaban en ésa impresionante Isla y otros parajes cercanos.

http://www.elmundo.es/elmundo/2011/10/18/internacional/1318923696.html

—Guau... ¡Me acabas de dejar de piedra! Entiendo que las musas se volvieran locas y empezaran a atar cabos. Y, en toda esta historia de canibalismo, ¿cómo se te ocurrió plasmar ese mundo subterráneo?

Por una de sus leyendas, el Orang Pendek y su similitud con un descubrimiento arqueológico de una excavación en Sumatra. El Hombre de Flores que debe su nombre a la Isla de Flores donde fue descubierto. Se me ocurrió que la teoría de que siguiera vivo no solo en las leyendas locales, si no en sus zonas de bosque primigenio aún sin explorar y que fueran empujados al subsuelo por la destrucción de su posible hábitat. Quizás Dukun debería ser más largo para explicar bien todo su contenido y por eso puede resultar “lioso” en su trama, pensé que el lector se interesaría en buscar todas estas cosas y así descubrir las realidades que esconde Dukun. Creo que el lector debe tener la libertad de descubrir cosas por si mismo. Y así como creo me extiendo en temas menos “interesantes”, quizás olvidé los más importantes… esta es un reflexión que hago de varias opiniones.

—Pero eso está bien, quiero decir, que te replantees cosas que pueden mejorarse de la novela. No obstante, me consta que pronto entrarás en un proceso de edición de la historia y todas estas cosas las resolverás satisfactoriamente. Dejando todo esto de momento de lado, hay una cosa que me ha llamado bastante la atención: la descripción de plantas y animales, ¿los conocías antes de escribir la historia?

Conocía la mayoría pues amo la naturaleza desde que era un mico y veo en los animales y plantas, la humanidad que aveces nos falta a los propios humanos.

—Tienes toda la razón. al evolucionar hemos perdido gran parte de esa "humanidad"... Por cierto, ¿los chamanes volverán a hacer acto de aparición o ya no sabremos más de ellos?

Los chamanes seguirán siendo parte principal de la trama y algunos vendrán a la civilización para acompañar a Hugo en su próxima aventura, para resolver con Hugo algunas incógnitas y ayudarlo en la búsqueda del siguiente misterio… La última localización de Dukun: El chamán de las Cavernas, que está al alcance de los lectores por ser una cueva ubicada en Tarifa, que esconde misterios en sus impresionantes pinturas rupestres.

—A parte de seguir con las aventuras de Hugo, ¿qué es lo que te traes ahora entre manos?

Pues además de seguir con la segunda entrega de la Saga de la que tengo escritos unos cuatro capítulos, estoy acabando mi segunda novela, de un género bien distinto. Novela negra, policíaca con toques de terror paranormal. Otra mezcla de géneros, pues no soy nada purista en ese sentido que ya tiene enganchados a los primeros lectores cero, con los que tengo la suerte de contar. “Isabella, un alma de alquiler”, y también surgió de otra pregunta al ver otra noticia bien conocida, un caso español, que solo se parece a la realidad por el asesinato de una adolescente de 13 años a manos de sus “queridos" padres. Aquí la trama comienza en Málaga y también se desarrolla en distintas localizaciones y saltos de tiempo. He descubierto que me gustan los flashback, o que los uso para explicar ciertas cosas que me parecen importantes.

—Pues a mí ya me tienes con unas ganas locas de saber más de Isabella, la verdad. Estoy segura de que conseguirás llegar muy lejos. Aunque he leído en Amazon algunas críticas que han sido malillas, también tienes muchas buenas ¿con qué te quedas de cada una?

Me quedo con todas y cada una de ellas. Creo que de todas se puede sacar algo bueno, hasta de alguna malintencionada de la que en principio es difícil reponerse se saca alguna conclusión valiosa. No puedo pedir más, después de tantas descargas y un maravilloso informe de continuas lecturas, que me critiquen es lo próximo que deseo y que digan lo que Dukun les provoca es lo único que me importa del lector pues es su derecho después de disfrutar o no, del viaje.

—Yo creo que hay que tener en cuenta que lo has hecho todo solo, que te has embarcado en este viaje en solitario buscando cumplir tu sueño, pero dime, ¿qué has aprendido de esta primera aventura de la autopublicación?

Sí, todo solo, con la única ayuda de los primeros lectores que me ayudaron a ver errores que había pasado por alto, sé que tiene otros tantos a los que no puedo llegar por ser tan novato y soy consciente de mis limitaciones, pero este solo es el primer escalón de mi posible carrera como aficionado a escribir historias. Aprendí, eso mismo que es una aventura con muchos altibajos y con muchas alegrías. También que no a todos les gusta que escriba alguien que no tiene ni idea de cómo juntar letras y que las editoriales no son lo que yo tenía entendido, pues les fastidia la publicación independiente a menos que decidas pagar por sus servicios claro, entonces sí les gusta que seas novato y te “ayudan" en todo lo que necesites.

—Y antes de seguir con nuestro desayuno, y para terminar con la entrevista, si alguien se quiere poner en contacto contigo ¿Dónde te puede encontrar? ¿Tienes blog, twitter, facebook...?

Pues tengo casi de todo jajaja, un blog que es una locura de entradas que algún día espero poderle dar calidad. Facebook y Twitter que es lo último que me hice ya con casi tantos seguidores como en el “caralibro". No es difícil encontrarme, suelo publicar a autores, casi todos independientes y de todos los géneros. No me importa inundar mis “muros” de posibles lecturas sean las que sean, pues no a todos les gustará Dukun.

Bebo de mi zumo de naranja natural y me dispongo a decirle a Jose que el próximo día que quedemos tenemos que irnos al jardín botánico que está aquí cerca, pero algo extraordinario llama mi atención justo detrás de él. Un enorme dragón de Komodo de color blanco sale de la charca de las tortugas.

¿Lo habéis visto? Abro la boca para avisar a mi amigo, pero no sale ningún sonido de lo patidifusa que me he quedado, menos mal que Jose Antonio se da cuenta de que algo me pasa y se gira rápidamente. Justo después la visión desaparece entre las frondosas plantas de la estación.

Ambos nos miramos y sonreímos, sabedores de que, si le seguimos, probablemente encontremos algún mundo subterráneo mucho más profundo que el metro de Madrid...

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